Roy Lichtenstein: coincidencias

La imagen en la esquina superior derecha es de Roy Lichtenstein (¿debería aclararlo?), se llama The Red Horseman y está fechada en 1974. La elección fue casi casual, durante el muy artesanal, improvisado y obsesivo work in progress de esta carpeta de notas, textos y citaciones que ya tantas consideraciones negativas ha propiciado en casa —ahora me doy cuenta de que cuando creía que lo tenía, aún tiene fallas—, desde luego, en detrimento de mi rendimiento diurno, en perjuicio de Champs y Amks; el caso es que de entre las escasas imágenes no fotográficas que guardo en mi computadora, en la carpeta de imágenes en “Mis documentos”, era la más vistosa y apropiada por su formato para darle una imagen pop, pero elegante y discreta a lo que iba a ser un blog que se convirtió en cuatro y algo menos que una pesadilla.
     Me gusta Lichtenstein en esta bitácora y en las otras nomás de verlo, como quien dice mira ay qué bonito; después, sí, le puedo echar seso y buscarle el significado y pensar que estoy redescubriendo los hilos más negros del moderno de arte de presentar un blog. No me gusta como me gusta Hopper, por ejemplo, que tiene imágenes tristísimas, melancólicas, o De Chirico o Magritte, sino más bien como Escher, que dentro de la profundidad del juego gana para mí, primero que nada, el juego, siempre el juego. Pero no tengo imágenes de Escher guardadas en la dicha subcarpeta ni dudé en reemplazar la primera elección: he cambiado de todo: el color de fondo, el tamaño de la barra lateral, los colores, las fuentes, los textos y hasta el título general de los cuatro blogs (mejor hubieras hecho una página web —no, a eso sí que no le hago...), y la manera de presentar audios, videos e imágenes en “Evasiones”, me llevó un rato darle al clavo. Lo único que tampoco he cambiado es la imagen de Fantomas, pero Fantomas ya será tema de otras notas.

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