Hulk

Como si no fuera poca cosa esto de trabajar y que de los avances y retrocesos de uno dependa directamente el trabajo de una veintena de personas, por no hablar de ciertos compromisos, de prestigios, de dinero invertido. Y todo este esfuerzo para qué, para que uno lo sepulte sin reconocimiento de ninguna clase. Quién se acordará. Tampoco es que haya algo memorable, no, no hasta ahora. Pero en cambio, la otra cara: los sacrificios en casa, los roces, las suceptibilidades (porque todos se ponen demasiado sensibles), y yo, histérico. De mal humor, harto, con ganas de darle un par de patadas a la vida. No escupo al cielo porque me caerá en la cara, y no le escupo a nadie porque me rompe la cara. En fin, que se guarda más o menos la compustara con tal de conservar el rostro, pero entonces uno es una olla exprés que al tacto de una pelusa está por estallar, y la pelusa apenas roza y uno estalla contra quien menos debería temerla... Es el pequeño hulk que todos llevamos dentro, al acecho.